Por: Yanela Tamayo Rojas
Grupo Lacaniano de Psicoanálisis-Santiago de Cuba
“El deseo es contrario a toda homeostasis, al
bienestar. ¿Cómo comprender lo que es una Psicoterapia que no conduce al
bienestar?”
Jacques Alain Miller
La Psicología, que hoy conocemos
como ciencia, portadora de grandes paradigmas y teorías que la complejizan,
surgió como práctica aplicada en busca de argumentos y soluciones a los embrollos
de la vida psíquica. Aun cuando esta práctica se caracterizó por el empirismo,
dio lugar a la conformación de una metodología y teoría de dichas prácticas que
conllevó a que la Psicología se convirtiera en una disciplina científica. Es
posible decir que la intención tanto de las prácticas pre-científicas como los
modos de hacer de los diferentes sistemas tuvo como intención principal
terapeutizar al sujeto.
Cada sistema propone una forma
distinta de entender el síntoma y trabajar con él, lo que determina que haya
una comprensión particular de la Psicoterapia en cada escuela. De todas
maneras, la práctica psicológica ofrece unos principios comunes para todas las
escuelas que permite que podamos hablar de una psicoterapia en la Psicología,
de la que veremos que el Psicoanálisis se distingue de modo radical.
La psicoterapia se basa en
comprender la vida psíquica del sujeto y atenuar o solucionar sus malestares,
para ello se recurre a recursos
terapéuticos que se ponen en práctica para logar el bienestar del sujeto.
De acuerdo con autores de la
Psicología, la psicoterapia se define como: “un conjunto de conocimientos,
actitudes, recursos y habilidades terapéuticas empleadas en el marco de una
relación profesional de ayuda psicológica, el tratamiento de los trastornos y
problemas de la personalidad” (Zaldívar, 2004).
La existencia de estos aspectos se verifica también en la práctica analítica,
lo que nos lleva a preguntarnos si el psicoanálisis es de hecho, una
psicoterapia.
Tanto en la Psicoterapia como en
el Psicoanálisis se recurre al la palabra como principal recurso terapéutico,
además de que en ambos se asume la existencia de una realidad psíquica. Lo
interesante seria analizar el modo en que se proponen intervenir sobre esta. El
Psicoanálisis, se distingue de manera radical de la psicoterapia por la forma
de concebir la dirección del tratamiento, en sus inicios, transcurso y final.
En toda Psicoterapia, el
terapeuta se convierte en un otro autorizado por el propio paciente y por el
discurso universitario a decir lo que hay que hacer, a clasificar y ofrecer
recetas. La psicoterapia se perpetúa a si misma, no permite un escape de eso: “La
universidad avala la instalación de un sujeto en determinados significantes
amos, por eso el profesional de la salud mental no parece tener apremio en
interrogar la razón de ser de lo que hace.” (Gallo, 1997)
La psicoterapia se sitúa en el
lugar del Amo, portador de la verdad, del conocimiento, no se plantea la
cuestión del goce ni se cuestiona la omnipotencia del Otro a diferencia del
Psicoanálisis, donde el analista es sujeto supuesto saber, se cuestiona el goce
y la omnipotencia. El analista, en tanto ocupa el lugar del gran Otro, de ese
Otro al que el sujeto apela en su sufrimiento se niega a ser el Amo (Miller, s/f).
La psicoterapia inicia con la
acogida del paciente por parte del terapeuta, con la promesa de la llegada de
un estado de curación, y con la intención de satisfacer la demanda. El
analista, en cambio, lo único que sabe de antemano, es que detrás de la demanda
se esconde algo, que en el análisis habrá que develar.
La única orden con la que inicia
el análisis es con la de cumplir la regla técnica fundamental, que no es otra
que la de asociar libremente, comunicar al analista todo lo que sienta el
impulso de decir.
En cuanto al transcurso del
tratamiento de la psicoterapia podríamos decir que se basa en eliminar el
síntoma, sin embargo el psicoanálisis trabaja precisamente con el síntoma, lo
utiliza y lo entiende como un significante. El síntoma, como formación del
inconsciente, es un escape a la represión y ofrece material fundamental para el
análisis, el que en la psicoterapia es anulado. La psicoterapia viene a
eliminar la angustia, que es una guía
para acceder a lo reprimido, se le sustrae al paciente el mecanismo de
salvación, su manera de lidiar con su sufrimiento, en lugar de explorarlo.
En la Psicoterapia el devenir del
tratamiento no persigue poner a hablar a quien demanda, ni identificar al sujeto acogido en el dicho,
sino que se centra en el decir, en una comunicación de saberes que a través de
la sugestión sustituyen a la interpretación.
El final de una psicoterapia
apunta a eso, a la desaparición del síntoma, suponiendo que con él desaparece
el malestar del sujeto. El final de análisis apunta al logro de un saber sobre la
determinación psíquica del paciente, sobre su constitución subjetiva y sus
modos de arreglárselas con los obstáculos que encuentra, lo que se concibe como
atravesamiento del fantasma.
Otros conceptos fundamentales
como la transferencia y la ética permiten argumentar mejor la distinción entre
psicoterapia y Psicoanálisis.
La transferencia no es un
concepto únicamente analítico, de hecho de acuerdo con Héctor Gallo, todo tratamiento psicoterapéutico comporta inevitablemente
una transferencia. La diferencia estriba en reconocerla o no como parte del
tratamiento y asumir su uso como recurso técnico. “Quienes no la reconocen como fenómeno inevitable en todo proceso
terapéutico, ante lo real de su emergencia, reaccionan desde lo imaginario de
sus prejuicios morales y no desde lo simbólico de la palabra, lugar donde
deberían resolverse las pasiones que tanto en el terapeuta como en el paciente
suscita la transferencia ” (Gallo, 1997). El deseo del analista impide que se pueda hacer uso de la
transferencia con fines sugestivos y diferentes del asociar. En Psicoterapia no
existe el deseo del terapeuta y sí el lugar de un saber acabado y la promesa de
curación total. En la Psicoterapia se “da prioridad a lo vivencial sobre la
creación de una ignorancia respecto a la verdad del deseo.”(Gallo, 1997)
La psicoterapia consiste en una
terapéutica del superyó, con lo que la acción se basa en querer el bien del
otro, a través de mandatos moralistas, en ubicar al sujeto en un estándar de
normalidad. En esta situación la transferencia suscitada no se analiza sino que
se sanciona o aprovecha como sugestión.
La relación terapéutica define
una clínica de la comprensión. Comprender se basa en ubicarse en el lugar del
sujeto y vivenciar la situación desde su lugar, axioma que se contradice desde
su propio enunciado, el lugar del sujeto y su subjetivación de la realidad es
privativo de él, y tratar de comprenderle es compadecerse de sus malestares y
no ayudarle en la búsqueda de la determinación de ellos. “Si en una práctica
determinada lo que importa es comprender,
la estrategia terapéutica se desarrollara siguiendo la lógica de un diálogo
razonable, donde se da prioridad al afecto sobre la realidad.” (Gallo, 1997)
Por su parte, la ética en el
Psicoanálisis se convierte también en un precepto técnico, permite dilucidar la
dirección del tratamiento.
La ética del acto analítico es
una ética del deseo, “por fuera del cual toda cura, incluso atiborrada de
conocimientos psicoanalíticos, no sería sino Psicoterapia”. La pregunta del
sujeto por su deseo es esencial para el inicio de un análisis. En análisis se
cuestiona el deseo del sujeto y se desarrolla gracias al deseo del analista, la
asociación por parte del paciente.
Para Héctor Gallo “la cura analítica depende de un resultado
ético y no de la curación del síntoma”. La curación del síntoma o su
transformación en otros síntomas pasa desapercibida por el sujeto. Se trata de
dejar al sujeto explorar su síntoma, indagar en qué satisface, qué viene a
querer “curar”. Así, el Psicoanálisis introduce una clínica de la
individualidad: “El síntoma analístico no
es un síntoma universal, es un significante que para el sujeto puede ser su
asunto más íntimo o su virtud más cultivada.” (Gallo, 1997)
Bibliografía
Gallo, H. (1997).
Psicoterapia y orientación psicoanalítica. (9).
Miller, J. A. (s/f).
Psicoterapia y Psicoanálisis. Registros. Psicoanálisis y Hospital ,
Tomo azul.
Zaldívar, D. (2004). Psicoterapia
General. La Habana: Félix Varela.
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