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viernes, 16 de agosto de 2013

¿Deshollinando qué?

 

Por: Yeny León Rodríguez. Miembro del Grupo Lacaniano de Psicoanálisis Santiago de Cuba

Ya a finales del siglo XIX el Psicoanálisis fundado por Freud le aportaba a la Psicología un efecto deshollinante con el análisis del síntoma y la idea de que escondía un sentido inconsciente.
Lacan poco más de medio siglo después con su retorno a Freud deshollinaba igualmente al propio Psicoanálisis de interpretaciones post freudianas que comprometían su esencia.
Una sesión psicoanalítica tendrá tantas denominaciones como significantes emerjan al intentar definirla, asumir que consiste en retirar el hollín que genera lo reprimido y permitir al sujeto al menos inicialmente un cuestionamiento sobre su síntoma no parece una cadena totalmente errónea en su sentido.
Un deshollinador se ocupa de retirar de forma periódica el hollín acumulado en las paredes de las chimeneas, a menudo se dedica a su mantenimiento reparando pequeñas grietas que pudieran dejar escapar el humo.
Si acudimos a lo metafórico del sentido y pensamos al Psicoanálisis en Santiago como una pequeña chimenea de la que escapa el humo como resto de los intentos de asumirlo como una práctica seria y sostenida, y tomamos en cuenta los efectos de una Psicología que lo encubre como un sistema más y promueve su contaminación entre las muchas “psicologías”, puede comenzar a sonar acertada la idea de la demanda de un deshollinador.
Tal vez no resulte totalmente erróneo ubicar al Grupo Lacaniano de Psicoanálisis en el semblante de un deshollinador del Psicoanálisis lacaniano y su práctica en Santiago, que intenta retirar de forma periódica el hollín de impedimentos, trabas y limitaciones que se imponen como real, pero que no impide que gracias al deseo se produzca un arreglárselas con ello y hacer avanzar un movimiento aun velado que cuenta con más de 10? años de historia.

 


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